Porque no será para siempre el invierno y los días nublados, porque es necesario pasar por la tormenta para ver el arcoíris. Porque los días pasan y los meses vuelan y en abrir y cerrar de ojos ya restamos otro año más en la cuenta regresiva del calendario.
Porque para valorar la salud, muchas veces debemos perderla, así de raros somos nosotros los humanos. Así de testarudos que desaprovechamos el tiempo que es el recurso más valioso que tenemos y después no podemos volver a recuperarlo.
Porque la juventud no dura para siempre, y como hoy nada nos duele, nos maltratamos y mañana nos preguntamos: ¿qué nos está pasando? Es que somos raros nosotros los humanos, aún no hemos entendido que en esta vida todo se te devuelve.
Porque tus hijos no serán pequeños para siempre, ya no te enredes en lo que no es importante, levanta tus ojos y disfrútalos ahora que puedes. Mañana cada uno saldrá a perseguir sus sueños y solo te quedarás con el tiempo vivido y los pequeños grandes recuerdos.
Porque eso que te preocupa y no te deja vivir en paz, tampoco será para siempre. Cuando pasen los días, los meses o quizás años y la madurez se asome a tu ventana, te arrepentirás de haber gastado vida en lo que nunca fue en realidad tan importante.
Porque tu gente querida tampoco será para siempre, corre, búscalos y abrázalos para sentir su calor por mucho más tiempo aún después de que partan. No seas raro como la mayoría de los humanos, no llegues a la tumba lamentándote no haberles dicho cuánto los amas.
Porque tú no estarás para siempre, no pares de soñar y trabajar en alcanzar todo lo que te hace feliz. Recuerda que algunos sobreviven, pero tú no eres raro como la mayoría de los humanos, no te conformas con solo pasar los días porque has decidido vivir, pero vivir de verdad.
Porque de todas formas vamos a partir, tarde o temprano ya no estaremos aquí, entonces, ¿qué sentido tiene llenarse de miedo y dejar de vivir? Muchos se quejan, se excusan y se esconden detrás del miedo para no vivir, pero tú no, porque no eres raro como los demás.
Porque no siempre podrás viajar y sentirte como un ave libre que puede volar, por eso hazlo ahora porque mañana no sabes dónde estarás. Porque Dios te dio libertad no solo para soñar sino también para andar, muévete ahora, no te quedes donde no quieres estar.
Porque el verano tampoco será para siempre, saca tu silla, ponte tu traje de baño y toma el sol, y admira el cielo azul porque mañana alguna nube no te dejará hacerlo. Los días soleados son necesarios para que recargues y te prepares de nuevo para el invierno.
Porque no siempre tendrás la lucidez que tienes hoy, lánzate al agua y crea algo importante por lo que seas recordado. Deja estampada tu huella para que otros entiendan por lo que pasaste y quien sabe, tal vez le hagas la vida más sencilla a alguien.
Porque la vida se vive más bonito si desafiamos los retos, ¡atrévete!, qué importa si fracasas, mañana ya sabrás cómo no hacerlo, pero lo aprendido nadie te lo quitará y quedará en tu corazón algo que solo es tuyo en verdad.
Yo se que no soy la única, todos tenemos nuestros días grises, todos tenemos nuestros cielos azules. Ni uno, ni el otro serán para siempre, pero aprendí a valorar y a agradecer por los dos porque cada uno tiene lo suyo, de cada uno me ha enseñado a vivir.
No seré para siempre, por lo menos de la forma como ahora entendemos, pero mientras esté aquí, voy a hacer valer cada segundo de mi vida. El día que no esté quiero ser recordada como una loca que tenía en su corazón llenar al mundo de esperanza y amor.
Yo no seré para siempre, tú no serás para siempre, entonces te propongo que no seamos como esos raros humanos que desperdician la vida. Vivamos cada segundo, cada minuto valorando, enfrentando y riéndonos de lo que sea que se nos presente. Después de todo, por más malo que sea, no será para siempre.
Por Kenia Salas