autoconocimiento, simplicidad, vulnerabilidad

Está bien si a veces tienes ganas de llorar

Está bien si a veces tienes ganas de llorar. Está bien si un día no sabes ni por donde empezar o si de repente ya no ves la vida igual. Y es que lo que ayer creías que podías dominar o que nunca te iba afectar, hoy puede ser que te parezca lo más difícil de afrontar.

La vida, ¿qué es la vida? A estas alturas de mi vida lo único que me queda clarísimo es que, aunque la vida son muchas cosas y todas muy distintas entre sí, pero lo constante, lo que no cambia, lo que es igual para la vida de todos, es que la vida cambia todos los días. Lamentablemente y afortunadamente todos los días son diferentes. Sin saber, sin querer, todos estamos expuestos a los constantes cambios con que la vida nos sorprende súbitamente, algunas veces para bien y otras para dejarnos arrinconados con miedo y sin saber qué hacer, y ahí es cuando algunas veces al encontrarnos tan vulnerables, sentimos unas inmensas ganas es de llorar. 

Y está bien que tengas ganas de llorar, y todavía mejor, está bien que te permitas llorar y que entonces sí, con ganas, con fuerzas saques de tu interior todo eso que te comprime el corazón. Y es que a veces la tristeza o el miedo no solo comprimen el corazón, las lágrimas retenidas también nos nublan la visión. Es que aguantarnos las ganas de llorar, disimular delante de la gente para que nadie se entere de lo frágiles que podemos llegar a ser, no nos hace más fuertes, todo lo contrario. Fuerte es quien rompe el silencio para confesar el miedo que siente de enfrentar los grandes cambios que tiene la vida. Fuerte es quien no esconde su fragilidad y deja al descubierto ante sus seres queridos pedacitos de su alma. Fuerte es quien logra comunicar de alguna forma que no puede solo, que necesita que alguien lo sostenga y lo auxilie. Difícilmente encontrarás personas fuertes que no hayan necesitado dejar salir en forma de lágrimas sus miedos más profundos y que no hayan sido levantadas y sostenidas solidaria y amorosamente por otras que también en su tiempo necesitaron ayuda.

En las últimas semanas no solo he tenido mucho tiempo para pensar, sino también para observar. He visto muchas cosas, pero sobre todo he estado más consciente de mí y de mis sentimientos. Es que seguramente también a ti te pasa, que en estos días de repente sentimos que nos consume la incertidumbre de lo que vendrá y se revuelve con la rutina diaria de hacer lo mismo todos los días sin ver algún avance o mejoría, entonces la carga mental y emocional nos hace explotar y quedamos desarmados e imposibilitados para pensar con claridad. Y es entonces, cuando muchas veces ya no nos podemos aguantar y volvemos a sentir esas ganas de llorar. Si eres de los muchos que en este tiempo se sienten así, ya sea por esta pandemia que nos perjudica personalmente y también a nivel global o por tantas otras razones más que igual nos afecta tanto el corazón como la razón, no te aguantes más, llora. Llora y saca en forma de lágrimas todo lo que no te deja pensar ni actuar con claridad, todo lo que no te deja disfrutar la vida así, tal y como está. Llora, porque esta es una manera efectiva que tiene el cuerpo para sacar lo que nos estorba para seguir y de paso deshacerse de cualquier sabor amargo que ha estado rondando por allí.

Solo cuando te des la oportunidad de desalojar de tu alma lo que no te deja vivir con tranquilidad, es cuando inesperadamente un día descubrirás que tus lágrimas se han transformado de tristeza a felicidad. Y entonces, vas a volver a tener ganas de llorar, pero ahora a tus lágrimas las acompañará una sonrisa en tus labios que en este momento ni siquiera puedes imaginar.

Por eso, está bien que a veces tengas ganas de llorar, porque tus lágrimas harán más fácil que te vuelvas a levantar.  ¡Date la oportunidad de llorar!

Por Kenia Salas

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