Y si un día tocamos fondo, ¿qué pasará con nosotros?
Si tocamos fondo nos sentiremos morir, si tocamos fondo será como perder el agua que tratamos de mantener entre las manos, pero que de todas formas sigue escurriéndose por nuestros dedos por más que nos esforcemos por retenerla. Si tocamos fondo sentiremos que perdimos las fuerzas para levantarnos y seguir adelante y tendremos poca visión para saber cuál camino elegir.
Muchos sentimientos y pensamientos pueden explotarnos en la cabeza y en el corazón, si sentimos el vacío que se siente cuando vamos cayendo a ese fondo al que tanto miedo le hemos tenido. Nos sentiremos perdidos, aturdidos, algunas veces sin esperanza y muchas veces sin ganas. Nos sentiremos no merecedores de tanta tristeza y pérdida y otras veces lo contrario, que no nos merecemos que nos sucedan cosas buenas.
Pero sabes de verdad, ¿qué pasa si tocamos fondo? No pasa nada, por lo menos no pasa nada de lo cual no podamos recuperarnos y seguir adelante con ganas. Claro está, eso no depende de nadie más que de ti y de mí. Puedo hablarte de tocar fondo porque he estado allí varias veces, sé el horrible vacío que se siente en el cuerpo, en el alma y hasta en la mente. Sé del miedo que te susurra al oído puras mentiras de lo mal que estaremos de ahora en adelante. Sé de la incertidumbre que invade cada parte de lo que somos, haciéndonos dudar de lo que somos capaces.
Sé del miedo que ahora mismo podrías estar sintiendo, porque han sido tiempos difíciles y por más que hemos tratado, algunas veces la duda llega para robarle espacio a la fe de que de esta saldremos bien. También sé del dolor de perder a gente querida, cercana, de no tenerlos aquí con nosotros por muchas razones diferentes. Sé el vacío que dejan los seres queridos que hoy no están, sé de la frustración que se siente haberme perdido de tantos momentos que no volverán.
Sé lo que cuesta sacar adelante por años y mucho esfuerzo los sueños que estaban en el corazón y que de un día para otro, las cosas cambien y que desde nuestro punto de vista no hayan cambiado para bien, porque el mundo cambió y lo que ayer funcionaba ahora pareciera que ya no. Así vemos escurrirse de nuestra vida los sueños, la gente querida, las ganas y la esperanza. Y de tanto aguantar y tratar de fingir que somos fuertes, también nos perdemos a nosotros de nosotros mismos. Sé lo que se siente tocar fondo y ya no saber ni quien sos, e ir poco a poco perdiendo incluso la salud, porque las crecientes preocupaciones de todos los días no nos dejan de estar en paz.
Y si un día pareciera que se vuelven realidad esos pensamientos catastróficos recurrentes de todo lo que podría salir mal, no te lo tomes personal. No digo que sea fácil, pero si tocas fondo aún así ese no será ni por cerca tu final. Si te toca tocar fondo será tan malo o productivo como tú decidas reaccionar. Y es que aunque en la vida muchas cosas dan miedo, algunas veces no las podemos evitar. Entonces decide aprender de ellas, llora y déjate sentir lo que sientes para que no te lo guardes y puedas sanar y luego levántate aunque todavía sientas dolor y aprende. No sabes si de eso que puede verse como una tragedia podría surgir una nueva versión de lo que habías planeado para ti.
Hoy a seis meses de un diagnóstico de cáncer, a seis meses de haber recibido una noticia que me heló y paralizó la sangre, a seis meses de una cirugía compleja, que gracias a Dios todo salió bien, a seis meses de mi último “tocar fondo”, aquí estoy, aprendiendo, levantándome, replanteando lo que soy y lo que siempre he sido y voy para adelante valiéndome precisamente de ese fondo con el que me estrellé y hoy me sirve de plataforma para impulsarme e ir por más.
Y, ¿qué pasaría si un día tocamos fondo? ¡Pasará lo que tú permitas que pase, y nada más!
Por Kenia Salas
Iba leyendo sin saber de que se trataba, pero me atrapaba la lectura por parecer escrito para mi. Yo hoy hice mi última quimioterapia y todo salió bien a pesar de haber tocado fondo.
Gracias
Vivi me alegra mucho que todo haya salido muy bien con vos. Es verdad, cuando llega esa noticia que nadie quiere escuchar es como si nos lanzaran caída libre desde un precipicio, pero de cualquier manera nosotros somos los que le damos el tono a esa caída.
Muchas felicidades por tu última quimioterapia, ahora con paciencia y mucho amor hacia adelante.
Gracias por compartir tu historia 🙂