significado, simplicidad

Afortunados sin saberlo

Detente un momento y piensa, ¿te consideras una persona afortunada?

La mayoría de nosotros tenemos un gran tesoro del que no nos hemos dado cuenta: los amigos.

Los amigos, son regalos que vienen envueltos en paquetes de todas las formas, colores y tamaños. Hay algunos altos, otros bajitos, están los gorditos, los que siempre nos hacen reír, pero también los que nos hacen reflexionar con su sabiduría. Están los amigos deportistas, los aventureros, los intelectuales y los artísticos o creativos, tenemos amigos de la infancia, los de la adolescencia, los amigos de los amigos y otros que se han ido agregando a lo largo del camino. Pero sin duda, de todos los tipos de amigos, de los que más disfruto son los amigos que son de verdad, los que llevan a otro nivel el significado de la amistad, los amigos sinceros que nos dicen las cosas como son, pero también amigos leales y en los que se puede confiar. Las palabras no alcanzan para describir a los amigos de verdad, los que han estado en las buenas y en las malas, los que nos han marcado para bien, de los que hemos aprendido y los que han estado allí para ayudarnos a levantarnos cuando nos hemos caído. Los amigos de verdad son invaluables regalos que no siempre hemos sabido apreciar.

Los amigos son necesarios porque con ellos aprendemos el arte de relacionarnos, de resolver conflictos, de la empatía y del verdadero sentido del amor. No hay ni una persona sobre la tierra que no se beneficie de la atención, el cuidado y el cariño que los amigos de verdad nos dan. Crear fuertes lazos de amistad nos da los recursos emocionales para desarrollarnos integralmente como seres humanos y el aporte consciente de más individuos sabiéndose humanos hará en lo colectivo, que como sociedad comencemos a experimentar una verdadera revolución. Según los expertos, la gente que vive en soledad es más propensa a desarrollar dolencias y padecimientos físicos, mentales y emocionales, la razón es muy sencilla, no fuimos diseñados para vivir aislados, nuestro cerebro necesita los estímulos que otras personas nos producen para crear conexiones que le permitan sentir alivio, empatía y amor. Los seres humanos somos seres sociales, nos necesitamos unos a otros para sobrevivir, para vivir, para aprender y desarrollarnos, es por eso que desde el principio de los tiempos nos unimos para vivir en comunidad. Aprender de la importancia de los amigos, saber cuidarnos y valorarnos unos a otros, nos facilita la creación de espacios más seguros para vivir, ambientes que promueven el progreso y el florecimiento del individuo.

El amor es el vínculo que nos permite crear conexión con otros a través de la amistad, este vínculo es fundamental para las personas, pues no debemos olvidar que el amor es el motor que mueve al mundo. Los antiguos griegos sabían de la importancia del amor y lo que éste puede producir en los seres humanos, por esto trataron de definirlo y clasificarlo para poder entenderlo. Con los amigos aprendemos a desarrollar un tipo de amor que los griegos llamaron storge. El amor storge es leal y comprometido, es un amor que con sinceridad busca el bien de otro, es generoso y es el que nos permite desarrollar estructuras de soporte para ayudarnos mutuamente. Para experimentar el amor storge, es fundamental dedicar tiempo a nuestros amigos para conocerlos tal y como son, valorar sus fortalezas y también conocer sus puntos débiles, pues el amor storge crece desde la cercanía y la aceptación del otro. El amor storge nos impulsa a volver a lo fundamental de la cotidianidad con los otros, a lo simple pero a la vez profundo de las relaciones. Necesitamos volver a ver a nuestros amigos como regalos únicos e invaluables, como obras maestras en proceso aun no terminadas, tal y cual somos nosotros.

El mundo daría un giro significativo para bien,  si con honestidad nos detenemos a observar y valorar a estos seres maravillosos que nos acompañan en el camino de la vida y a los que muchas veces llamamos a la ligera, amigos. Hagamos que la palabra amistad vuelva a tener sentido, un sentido de amor, de compañerismo, de complicidad y celebración. Celebración por lo afortunados que somos de habernos encontrado para compartir el camino y de complicidad para que juntos propongamos soluciones para los problemas de este mundo y trabajemos para implementar las acciones que produzcan bienestar a muchos. No esperemos que se nos pasen los días, los meses o los años sin volvernos a conectar con las personas que estuvieron con nosotros en los buenos y no tan buenos tiempos.

Siendo honesta, muchas veces en el ajetreo de la vida, olvido el verdadero sentido de la amistad, olvido a mis amigos y los que alguna vez estuvieron para ayudarme a levantar la carga o con los que he reído hasta llorar. La verdad, a todos nos pasa, sin embargo, no podemos darnos el lujo de desconectarnos de los amigos de verdad, ellos nos aportan salud, nos impulsan a ser mejores y no nos dejan caer. Ninguno de nosotros sabemos lo que el próximo minuto nos traerá, hoy estamos aquí y mañana tal vez no, entonces, ¿por qué si en los amigos de verdad tenemos un gran tesoro, no los disfrutamos mientras podamos? Es tiempo de volver a lo simple, a largas conversaciones alrededor de una mesa para alegrarnos, para arreglar al mundo o para soñar en grande. Quien encuentra un amigo ha encontrado un tesoro, ¿podrías acaso, saberte millonario y vivir en escases? Un amigo es un tesoro, dentro de él hay una riqueza invaluable de la que muchas veces nos estamos perdiendo.

¿Qué tal si comenzamos por una llamada para agendar una salida al café, al cine o caminar por allí? No hace falta un gran plan, lo más importante es volver a reconectarnos.

Redescubramos el profundo significado de ser amigo, volvamos a crear el vínculo y disfrutemos de todos sus beneficios.

Por Kenia Salas

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